Cerrar
Inici / Patrimonis / Atzeneta del Maestrat / Área arqueológica del barranco del Gorg de Atzeneta

Área arqueológica del barranco del Gorg de Atzeneta

La Estela Ibérica y el Petrogrifo

El área Arqueológica del Barranco del Gorg de Atzeneta del Maestrat es una zona que transcurre a lo largo de este barranco y donde se concentran 6 yacimientos que indican una ocupación humana continuada de este territorio desde hace 7.600 años Desde la Prehistoria reciente, es decir, desde VI-III milenio a.C. el ser humano ha ocupado este territorio. Destaca la Estela Ibérica encontrada a la Madonya (s.II-Y a.C) y el petrogrifo de la Cueva de Pere-Tomàs (declarado Bien de Interés Cultural – BIC). El flujo de agua por el barranco durante todo el año explica la ocupación ininterrumpida durante tantos milenios.

La Estela Ibérica de Atzeneta del s. II-Y a.C. fue encontrada al 2018 en un ribazo de la Madonya. A pesar de no tener las características propias de los hábitats concentrados típicos denominados Oppidum, la Madonya tuvo una fase de ocupación ibérica (550-27 a.C.). La Estela es un monumento de gres de color rojo-granado con motivos incisos en el tercio superior que representan un disco pectoral (cardiophylax) decorado con motivos geométricos sujetado por dos correas y una cenefa decorada con triángulos. La Estela se debiera de hacer en honor de algún guerrero ibérico, imaginamos que reconocido por sus éxitos en los campos de batalla. Podría corresponder a un soterramiento pero no se ha encontrado restos humanos en el lugar del hallazgo. Sin duda es una de las joyas arqueológicas de la Mancomunidad de Penyagolosa-Pueblos del Norte y se puede visitar en la Torre de la Prisión de Atzeneta (se tiene que pedir el acceso al Bar del Sol).

Las estelas nos demuestran que el Íbero había construido una sociedad compleja, con una estructura social con élites aristocráticas. Tenían una lengua y escritura propias. La religión del mundo ibérico es muy desconocida, aun así tenemos algunas pinceladas que nos hablan sobre un conjunto de creencias y rituales complejos entre los cuales hay que destacar elementos como los santuarios o las necrópolis. En la antigüedad eran muy apreciados como guerreros mercenarios.

El segundo yacimiento destacable con una cronología indeterminada es la Cueva de Pere-Tomàs. Es una balma, protegida por un enrejado, situada al pie de un risco de roca. Hay dos elementos arqueológicos destacables: restos de pintura parietal y un petrogrifo.

Los restos de pinturas se corresponden a pinturas rupestres esquemáticas encontrando un panel con dos grupos diferenciados según su coloración: un grupo de motivos lineales en pigmento negro y otro grupo de motivos lineales en pigmentación roja.

El petrogeifo de cruz con peana se dispone de forma horizontal sobre una surgencia de roca calcárea situada en el extremo sudeste de la Balma. El basamento o peana se caracteriza para presentar forma trapezoidal isósceles con medidas de 24 cm de anchura por 16 de altura y surco de sección en «Uno». Al mismo tiempo la peana está dividida en dos trapecios iguales por una línea que establece la altura del trapecio y que al mismo tiempo supone la parte inferior de la cruz.

La cruz tiene morfología simple y unas medidas de aproximadamente 24 cm de anchura por 50 cm de altura y surco con sección en «V». La parte superior correspondiente a los brazos se encuentra muy erosionada pero parece dibujar otras ramificaciones y líneas en cada uno de los extremos.

Respecto a la cronología existe discusión entre los arqueólogos alrededor de estos tipos de motivos. Inicialmente la cronología propuesta por este es de la Edad del Bronce pero la ausencia de elementos determinantes imposibilita la adscripción crono-cultural cuidadosa del petrogrifo. Las nuevas tendencias investigadoras, asocian los petrogrifos, con morfología de cruz y derivados a fechas más recientes, concretamente en los siglos XII y XIII d.C., y su funcionalidad residiría como agente profiláctico o de hito territorial.

Se puede hacer una visita guiada a la Cueva de Pere-Tomàs una vez en el mes organizada por el Museo de la Valltorta.

En esta área arqueológica hay restos más antiguos datadas a la Prehistoria reciente (5.600 – 2.800 a.C.) como la Cueva de la Roca Tomate. Ubicada en lo alto de una cinglera de más de 100 m. de altura donde el barranco del Gorg va encajonado, se corresponde a una tipología de yacimiento en cueva.

Este periodo prehistórico se caracteriza por el asentamiento del hombre en los primeros poblados y en el desarrollo de la agricultura y la ganadería. El ser humano, a pesar de que no deja de ser nómada, empieza asentarse en lugares concretos durante más tiempo, y pasa de ser una sociedad cazadora-recolectora a productora. La cultura material que define este periodo es la cerámica, la cual se utilizará como contenedor de productos alimentarios como los cereales. También se continúan utilizando herramientas de piedra, pero estas se adaptan a las nuevas actividades agrícolas, desarrollándose la tecnología de la piedra pulida.

También se ha encontrado evidencias de la Eneolítico/Calcolítico (2.800-2.100 a.C.) al Ullal. Se corresponde a una tipología de yacimiento en cueva. Ubicada en la pared del barranco, durante episodios de lluvias fuertes brota agua con mucha fuerza desde el agujero del muro. Sin duda es un espectáculo natural que hay que ver.

Este periodo prehistórico se caracteriza por la utilización de los primeros metales. Es el momento en que aparecen los primeros indicios de metalurgia, centrada en la manipulación del cobre para la fabricación de objetos de utilización no cotidiana (armas, piezas de adorno y de prestigio). A nivel social se produce un incremento de los intercambios comerciales y una especialización artesanal. Se incrementa la productividad de la agricultura gracias al uso de arado, del regadío y del carro. En la ganadería se aprovecha la fuerza motriz del ganado. Aparecen poblados fortificados y megalitos. Las sociedades se hacen más complejas.

Evidencias de la Edad del Bronce (2.450-750 a.C.) las encontramos a un yacimiento: Conjunto de la Roca del Raudor. Es un yacimiento conformado por tres espacios (dos de ellos son cuevas).

Este periodo prehistórico se caracteriza por un cambio en la organización social, apareciendo élites que ejercerán su control sobre el territorio, los recursos y la población. Fruto de este cambio social también cambia el patrón de asentamiento, y las nuevas necesidades hacen que se elijan espacios en altura con protección natural y de fácil defensa. Otro de los hechos más característicos de esta época es la implantación definitiva de la metalurgia y la fundición. La inhumación de los muertos se hace a las cuevas, a los dólmenes y a los ajuares. Son características las puntas de flecha, los punzones y objetos de adorno. El arte se concreta en figuras de piedra y dibujos de escenas de muerte.

Más reciente, ya después de Cristo, hay evidencias de la época medieval islámica en cuatro yacimientos: conjunto de la Roca del Raudor, Cueva de la Roca Tomata, Más Propet y la Madonya. Corresponden a dos tipologías de yacimientos: hábitat disperso y cueva. Los yacimientos islámicos (711-1.233/38 d.C.) son muy numerosos a la Mancomunidad de Penyagolosa-Pueblos del Norte, lo cual indica la relevancia que tuvieron en estas tierras, especialmente en el periodo emiral (s-IX-XI d.C.). Los hábitats dispersos se corresponden a la explotación de tierras y de la metalurgia, vestigios que todavía se pueden ver en bancales llenos de escoria de hierro (“cagaferro”), como la Madonya y en el Más Propet. Los yacimientos en cueva (conjunto Roca del Raudor y Cueva de la Roca Tomata) pueden responder a la necesidad de defensa en una época de gran inestabilidad política y también a necesidades religiosas.

Información y fotografías: Inventario arqueológico de la Mancomunitat de Penyagolosa – Pobles del Nord (Atzeneta). Proyectos culturales UJI – Encultura, Vicerrectorado de Cultura y Relaciones Institucionales

Imágenes de Área arqueológica del barranco del Gorg de Atzeneta

Penyagolosa Travel
Quieres vivir una experiencia personalizada?
Contacta con nosotros